A principios del año 1985, un grupo de mujeres inquietas, valientes y con la creencia de que las personas pueden cambiar las cosas cuando se lo proponen, comenzaron a razonar sus idas respecto a la situación de las mujeres, a lo que ellas creían que les faltaba y a lo que pensaban que podía hacerse para darle solución. No eran tiempos fáciles para esas aventuras, la sociedad no acompañaba, más bien aún era reticente a que las mujeres comenzaran a tener protagonismo como sujetos sociales y políticos, es decir, a que cobraran fuerza en igualdad de condiciones que el hombre, fuera del ámbito doméstico. Pero ellas igualmente fueron engrandeciendo ese proyecto inicial.

Una conversación llevó a otra, a veces mantenida en la misma calle, porque no había lugares donde las mujeres podieran reunirse, no podian ir a un bar a hacerse un café, no había locales públicos que pudieran utilizar y no eran cuestiones sobre las que pudieran hacer fácilmente una convocatoria pública. Así que, a veces en un encuentro fortuito en la calle cuando iban a comprar, a veces en casa de alguna de ellas y otras veces alrededor de la cafetera que Xonin puso en la trastienda de la zapatería que tenía en la calle Adolfo Millán, fueron dando forma a esa inquietud que todas, de una manera u otra compartían, y fueron sumando nuevas voces y aportaciones.

El 7 de febrero de 1985 se formalizó este proyecto como Associació de Dones. Tal vez ninguna de ellas era consciente en aquel momento del paso tan significativo que estaban dando. Una decisión que supuso para muchas tener que defender la propia iniciativa en su casa, entre los suyos, o usar diferentes estrategias para sortear las dificultades domésticas. También para muchas significó tener que defender su decisión frente a miradas y comentarios desafortunados de la calle, contrarios a lo que estaban haciendo. Pero no solo siguieron adelante sino que la aceptación entre las mujeres del pueblo fue excelente y al mes siguiente de haberse constituido como asociación ya se habían inscrito más de 400 socias. Eso nada más puede significar que las mujeres de Foios tenían muchas ganas de salir del ámbito doméstico en el que estaban enclaustradas, que tenían ganas de compartir sus inquietudes con otras mujeres y sobre todo de cambiar las cosas, de crecer, de aprender, de conocer otras experiencias, de salir al mundo.
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Pedro J. Cabrera